"" el ojo heterotópico: Marsias

miércoles, 23 de enero de 2013

Marsias



Aquel sileno no era más hijo del sol que otros. Ya anciano y desgastado no se merecía el trato que le depararon los dioses. Pero ¿de qué maldiciones y condenas no han sido capaces estos sobre sus inferiores? Los dioses no respetaron jamás a otros seres de la naturaleza, incluidos los hombres, si no era para su beneficio. 




Si Marsias fue el inventor de la flauta de doble tubo o simplemente retomó la que había tirado Atenea porque consideraba que la afeaba es algo que el mito da a elegir. No sé si los sátiros eran solamente criaturas que vivían para la seducción, el placer y la travesura. Pero la música, ¿no es un conductor idóneo para alegrar las almas, cautivar y compensar los tiempos desapacibles de la vida? Tal vez Marsias lo supiera y se vanagloriara en exceso de su don de tocar la flauta. Pero los dioses son implacables cuando no soportan la competencia de los de abajo.   





Incauto Marsias al desafiar a Apolo a que este no emitía mejor música con su lira que él con su flauta doble. ¿Tan convencido o más bien sugestionado estaba el sileno de la calidad única de su flauta? ¿Es en ese desafío donde Marsias tocó el techo de su presuntuosidad lúdica? Apolo recoge el desafío pero pone una condición: que el vencedor pueda hacer con el vencido lo que le plazca. ¿Tan soberbio era el pequeño diablo echando aquel pulso al dios? Cuando Apolo demuestra que puede tocar la lira invirtiendo el instrumento, invita a Marsias a hacer lo mismo con su flauta. El fracaso fue también su castigo. Marsias fue colgado de un árbol y despellejado. Es probable que desde entonces los sátiros no hayan retado a nadie y se mantengan exclusivamente en su parcela dionisíaca, lúbrica y seductora. 




Fotografías de la copia helenística de Marsias existente en la Casa del Sol, sede de la colección del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. La Casa del Sol pertenece al Museo Nacional de Escultura de Valladolid.



4 comentarios:

  1. La luz proporciona una sensación de materia fraguándose en el crisol. Maldito brindis al sol el de Marsias condenado, pero en tu mirada se concede un carácter sacro al personaje. Formidable.

    MIkel

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    1. Sí, las luces de ciertos museos son un alarde de técnica y de ayuda a la visión. Esa copia y otras se lo merecían.

      Se te saluda, Mikel.

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  2. Conozco tantas pinturas sobre Marsias que me han atrapado tus imágenes. ¡Qué descubrimiento!
    Saludos.

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    1. Los personajes antiguos reclaman nuestra atención moderna. Siguen existiendo, en fondo y forma. Puede que la estética haya variado. Pero en su esencia son una constante. Me da tanta pena Marsias...

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