La Historia da pero quita. Lo que se encumbra como alegoría perece como olvido. Y como resultado de los avatares se nos ofrecen los estragos. Cualquiera que ande por la calle y se pare ante un edificio del pasado ¿qué interpreta? Seguramente nada.Una decoración simbólica, una acumulación estatuaria, unas formas geométricas que configuran una fachada o todo un conjunto arquitectónico no significan hoy día nada para el común de los moradores de la ciudad. Se catalogan, eso sí, para los escasos indagadores. Se los nombra, eso también, en las habituales guías turísticas que dicen y no dicen. Tanta ornamentación, antaño representación de poder, de sentido simbólico y de claves institucionales, hoy pasa desapercibida. Aquel templo, aquella otra fachada, tal palacio, o ese molino son simplemente...monumentos (suena ilustre y elevado) pero también antigüedades (esto resulta ya más condenatorio)
Siempre me intrigaron las amputaciones de las estatuas. Podría verlo simplemente como obra de la barbarie, del gamberrismo, de las algaradas callejeras o de las invasiones extranjeras. Sería una somera representación del acto. Acaso simplemente ha sido la acción del clima sobre la piedra o bien la misma fragilidad de su consistencia. Cuando recuerdo aquella representación del Buda dinamitada por los talibanes afganos, o el bombardeo de la biblioteca de Sarajevo o la recentísima destrucción de la biblioteca de Tombuctú, las amputaciones de las estatuas próximas me parecen algo menor. En cierto modo, hasta nos hemos acostumbrado a esa pérdida parcial de algunas de sus partes, si es que llegamos a mirarlas.
Lo sorprendente de las amputaciones de las estatuas cuyas fotografías traigo aquí es su significado. Todas ellas están en la fachada vieja de la Universidad de Valladolid y son alegorías de la geometría, el derecho canónico, la retórica y la teología. También hay otras que representan a la medicina, la filosofía, el derecho civil, la astrología o la historia, aunque no aparecen tan dañadas. ¿No resulta una paradoja que las amputaciones de las estatuas antiguas encuentren un paralelismo hoy con las amputaciones presupuestarias en materia de enseñanza, cultura e investigación científica?
Siendo como son obras profanas y no religiosas, me atrevo a pensar que las amputaciones tienen que ver con ese odio ancestral a todo lo que huela a ciencia, y no me extrañaría que fuese a manos de ciudadanos para quienes lo que no huele a cera que arde, huele a azufre. ¡Cuánto daño se ha infligido desde los púlpitos!
ResponderEliminarPero a lo mejor me equivoco y sólo es decadencia y dejadez, que es otro trasunto de la ignorancia.
Enric. Lo cierto es que no tengo explicación, puesto que no obstante ser esas estatuas representativas de una institución civil, no obstante la tutela y presencia eclesiástica estaba presente (dos de las estatuas, aunque solo saco una, representan el derecho canónico y la teología) Supongo que las razones de los deterioros son múltiples, porque si fuera un ataque frontal a lo que suponía ciencia el arrasamiento hubiera sido total. Eso no quita que las prédicas desde los púlpitos no llevaran a ciertos vándalos de la ortodoxia a cometer desmanes, y no hace falta citar demasiados ejemplos, que algunos han sido muy recientes dentro del siglo XX.
EliminarMe gusta esa frase última, soy de la misma opinión. La dejadez y el desprecio a la conservación de los bienes son representaciones de la ignorancia y el desinterés. Los siglos son también aluviones, no lo olvides.