"" el ojo heterotópico: La niebla del pasado

viernes, 11 de enero de 2013

La niebla del pasado




Invierno en torno a las herramientas que quedaron atrás. Esta imagen de la vieja maquinaria de carga y descarga de la dársena del canal de Castilla en Valladolid se disuelve más y más en las brumas según va cayendo la tarde. Y el curso antiguo de las aguas traídas por los hombres es devorado de forma compartida por el tiempo y por la niebla. 




Miras desde el final del canal y el principio, muy lejano, aparece ya borroso a los escasos metros. Qué lejos queda Castilla del mar. Qué lejos de sus contradictorios pasados. Y sin embargo te colocas mirando al origen porque intuyes que en todos los orígenes se siguen encontrando las respuestas el presente. Y la niebla no es un obstáculo. La boira del llano te conduce a una meditación interior. El transcurso del tiempo, los avatares de la historia, el aliento de la vida con sus claroscuros.

Canta Joan Maragall, poeta catalán y padre de la poesía moderna catalana, en su Himno Ibérico reivindicando y redimiendo una tierra cuyas brumas son su historia:

"Sola, en medio de los campos,
tierra adentro, ancha es Castilla.
Y está triste: solo ella
no ve los mares lejanos
¡Habladle del mar, hermanos!"






El Canal de Castilla, una obra cuya idea procede del siglo XVI, no es sino emprendida durante el Siglo de las Luces, si bien su conclusión no tuvo lugar hasta mediados del XIX. Su objetivo consistía en que fuera el medio de transportar el grano de los extensos campos de cereal de la Meseta hasta el puerto de Santander. Ello dio lugar al crecimiento de un sinnúmero de molinos y harineras a su vera. Pero información al respecto abunda en la red y en los libros. 

En las fotografías que se muestran aquí, los edificios son antiguos depósitos de la dársena. Hay unas grúas utilizadas para la carga de las barcazas y aparecen otras manivelas más modernas de regulación del canal.




No puedo por menos que recomendar el titulado "Castilla en canal", escrito por Raúl Guerra Garrido, con fotografías de Eduardo Margareto, publicado por Ediciones Cálamo en 2008. No es una guía turística al uso, ni una descripción meramente técnica de la historia de la gran obra de ingeniería que Guerra Garrido compara con los canales del Midi o del Languedoc. Es el testimonio de un viaje calmo, las reflexiones sugeridas por el mismo y el vínculo con paisajes y personajes del presente. 















6 comentarios:

  1. Bellas imágenes y ejemplar metáfora la de la bruma disolviendo el pasado y la materia inerte.

    Bienvenido a la blogosfera. Nos iremos viendo por el camino.

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    1. Caminantes somos buscando ríos que inevitablemente van a dar a la mar. Nos iremos viendo, sí.

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  2. El ojo del surrealismo en forma de "blogocosa".
    Estupendo, pendo.
    Maravillosa niebla para un (mi) sitio en el que solo brilla el sol.
    ¿Ha leído usted "La niebla tres veces", de Menchu Gutiérrez? Interesante.
    Saludos,
    PeterP.

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    1. Eso de blogocosa me encanta.
      Niebla de ciudad entre ríos, varios, muchos.
      Creo que ese título de Menchu Gutiérrez son tres novelas. ¿Nexo entre ellas? No he leído el trilibro, no.
      Disfrute de su sol.

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  3. No tiene nada que ver, lo sé, pero tus fotos me han recordado a las obras de ingeniería que también realizó Otto Wagner en el curso del Danubio. La magia de la boira lo ha hecho posible.

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    1. Demasiado maciza la arquitectura de Otto Wagner para mi gusto, pero representativa de su tiempo y del concepto que se iba instalando en Viena. Arquitectura puente, tránsito entre períodos históricos que finalizan y otros que comienzan, revitalización del clasicismo, sin ser nunca lo mismo, y ciertos toques simbolistas. Hoy, una herencia muy potente. Lo que se muestra en mis fotos es tan humilde y provinciano al lado de la gran arquitectura post-imperial...

      La boira, siempre tan sugerente, qué tendrá ella.

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