"" el ojo heterotópico

domingo, 13 de octubre de 2013

El instante blanco de Bernardí Roig que toma el Museo




Inquietantes figuras jugando al Golem curioso dentro del Museo. Que el artista las llame Último sueño, Ejercicios de perplejidad, Antón-Frozen o Ejercicios para tener dos ombligos no son sino ocurrencias. ¿Nombres que se inventan paralelamente a la obra? Siempre me he preguntado si una escultura es posterior a la idea nítida, al concepto, a la palabra...O algo que emerge de otro mundo y luego los mecenas, críticos, historiadores del arte y los mismos creadores justifican otorgando nombres por imperativo del guión. Lo único obvio es que una obra procede de la materia y del vacío. Van adquiriendo forma cuando la luz  -¿el instante blanco?-  del artista chispea.

Hasta el 12 de Enero de 2014 puede disfrutarse este diálogo travieso entre las obras de Bernardí Roig y las esculturas y espacios del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Como dice su directora, María Bolaños: "Instante blanco, de Bernardí Roig, es un proyecto concebido expresamente por el artista que ocupa y redefine los espacios del museo con diez esculturas blancas. El objetivo es establecer un diálogo con las diferentes estancias que contienen los fondos del museo en el Colegio de San Gregorio y en la Casa del Sol, a fin de crear una nueva mirada sobre las obras que alberga. Se trata, por tanto, de una intervención en los márgenes, de un susurro que dinamita la idea del museo como mero almacén de objetos ubicados y percibidos cronológicamente. El trabajo de Bernardí Roig ha estado siempre vinculado a la poética de los espacios, estableciendo un tenso diálogo con la memoria de las imágenes. La luz actúa como metáfora de esa memoria. Sus solitarias esculturas blancas extraídas del calco de personas reales suponen una reflexión sobre la figura humana como última y solitaria presencia."












miércoles, 9 de octubre de 2013

Haz y envés del hombre blanco






Bernardí Roig denomina a esta figura Prácticas para chupar el mundo. Las figuras de Roig invitan a circundarlas y en ese giro acabas formando parte de la estatua. Sus escorzos son también tus retorcimientos, tu clamor, tu búsqueda de ubicación imposible. Una estatua, como un hombre, es un ser demediado. Se pueden exagerar sus angustias o recrear un anhelado sentido de la felicidad, pero siempre resultan falsas. Pero el artista las crea para que el espectador se aproxime, no para distanciarse. Una escultura que traslade distanciamiento no es más cálida que la masa de material de la que se ha extraído. Las esculturas de Roig son un punto de equilibrio entre nuestra mirada y los seres barrocos el Museo, que tampoco nos han resultado nunca más próximos a nosotros. No sé si del hombre que chupa el mundo brota el arlequín que todos llevamos dentro, pero sí nos deja muy claras nuestras ataduras. Haz y envés, como la vida.







domingo, 6 de octubre de 2013

Alonso Berruguete y el intruso profeta blanco


























¿Qué hace el hombre blanco de Bernardí Roig entre los profetas, patriarcas y apóstoles de Alonso Berruguete? ¿Se trata de un intruso o de un compañero de viaje? Tal vez esos elegidos fueron también en su día una especie de seres advenedizos para el común de los mortales. Y en ese sentido, ¿por qué los mitos y los personajes de leyenda antiguos no iban a aceptar a alguien de nuestro tiempo? Acaso Bernardí Roig y la directora del Museo María Bolaños lo tienen claro y adaptan con este acompañamiento la ancestral voz del hombre.

El grupo de los elegidos históricos bajados de sus hornacinas, ¿pierden acaso la autoridad y el magisterio que la teatralidad expresiva de su iglesia les había concedido al encargar el retablo? Vistas de cerca, las esculturas de Berruguete adquieren más expresividad y fuerza, puesto que se encuentran al alcance de nuestra mirada, mientras que en la enormidad de un altar se perdían. Allí se diluían para exaltar una historia inventada más o menos difusa. Cara a cara las esculturas con ecos de Miguel Ángel establecen diálogo con el visitante. Y la dimensión del pathos, gracias a la actual disposición museográfica, nos alcanza de plano, anunciando ya el camino de un barroquismo catequizador. Las estatuas de Berruguete pueden por sí mismas, de ahí que acojan al hombre blanco y se dejen inquietar por él.

El hombre blanco no es un mero contraste, en absoluto una blasfemia (allá quien en su dogmatismo lo vea así) Pero sí llega para llamar la atención por una parte sobre el propio valor de lo que supone acercar hoy el contenido de un museo a los visitantes. Y por otra para pergeñar una manera más humanizada y menos divinizante de la condición de los hombres. Es y no es uno más de la serie de personajes elegidos. No es él quien se ha colado. Es nuestro tiempo el que no perdona y se impone al pasado, y si se mira bien, esta y todas las demás estatuas del hombre del instante blanco, se advertirá que todos son hijos del Laocoonte.   





jueves, 3 de octubre de 2013

Bernardí Roig: el curioso









Le pillo allí, curioseando tras el escenario. No es un escenario teatral al uso sino un retablo desmontado en el Museo. Pero ¿qué es un retablo de altar sino un gran espacio donde se escenifica una obra en cualquiera de sus variantes? Me he acercado silencioso, la tarima no cede, él tampoco se gira, no se inmuta. Su creador dice de esta escultura que es una práctica de atención. La curiosidad es atención, también interés, probablemente seducción por el objeto de búsqueda. La luz ya le tiene abducido, podría decirse que se ha apropiado de su cabeza. Es ese instante blanco, esa caída diagonal de la luz que desmembra de alguna manera su cuerpo. Algo de él, la mente, está al otro lado mientras nosotros solo alcanzamos a ver la mole de su cuerpo en tensión. Rendido a los misterios que recaban su curiosidad.

* Esta es una de las obras de la intervención de Bernardí Roig en el Museo de Escultura de Valladolid, un proyecto titulado Instante blanco.
    


jueves, 15 de agosto de 2013

La columna toscana, a pie de calle




No es normal, incluso hasta hace poco tiempo las columnas no se veían desde la calle. Los muros de iglesias y palacios han ocultado durante siglos el interior a los ojos ajenos. Pero las ciudades con solera renacentista suelen guardar sus huellas. La antigua casa nobiliaria ha cedido el uso a modernas oficinas. Lo que queda de su patio se nos ofrece. Tal vez estuviera ya derruido el edificio y esta presencia renovada sea una recuperación, acaso el saldo de una cuenta pendiente con la historia y la arquitectura. A cambio, el viandante puede ver este homenaje a la columna toscana in situ. Ubicada en la calle Regalado, de Valladolid, los ojos agradecen que el paisaje del entorno (sin ir más lejos enfrente hay una mole arquitectónica de los años 60 del siglo pasado que deprime de manera bárbara una parte de la calle) se relaje e irrumpa con este pequeño oasis visual.












domingo, 21 de julio de 2013

Quién dibuja a quién




Unas manos desconocidas de supuesto adulto han dibujado unas manos que a su vez dibujan unos niños. Los niños dibujados por niños se representan siempre en su estilo reduccionista como monigotes. ¿Principio del aprendizaje o salida de lo que uno lleva dentro? En la historia del arte también existe la iconografía esquemática, desde el Paleolítico hasta en civilizaciones mediterráneas prehelénicas hasta en el románico hasta en las figuraciones de muchos autores del siglo XX. ¿La reducción a lo simple sería una marcha atrás o un intento de volver a orígenes estéticos y simbólicos que permitan seguir realizando una búsqueda por otras vías? Difícil explicación a un mundo este de las expresiones en el que se nutren unas de otras, desde los confines más lejanos hasta los más próximos. 

El mural encontrado en una calle del barrio de San Nicolás, en Valladolid, me hizo pensar. Ya digo: hasta para una reflexión, un hallazgo conduce a otro y, con frecuencia, a lo inesperado. 




domingo, 2 de junio de 2013

Apoteosis del arco y del espacio interior




Cuando uno se enfrenta a un patio donde el arco describe una apoteosis no puede dejar de pensar en las imágenes mágicas e imposibles de M. C. Escher. En este patio de una casa señorial renacentista de Valladolid, edificada en el siglo XVI, el ojo y la tentación que nos brinda la cámara está a punto de sustituir la realidad por la ficción. Tal es el impulso que genera esa arcada que se extiende por diversas plantas y la esbeltez con que recorre tres de los cuatro lados del patio. El patio, lugar donde convergen las expresiones de las diferentes estancias de la casa. Inevitable recordar la visión de Bruno Zevi a favor de la conquista del espacio interior de los edificios de la historia y del arte. El lienzo de almohadillado florentino que cubre uno de los muros proyecta aún más ese carácter de vida íntima y a la vez exaltadora de poder de un alto cargo de la Administración de Justicia en aquellos tiempos.




Citando a Bruno Zevi en Saber ver la arquitectura: "En arquitectura, la fachada y las secciones, interiores y exteriores, sirven para determinar las medidas verticales. Pero la arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto, del espacio interior, en el cual los hombres viven y se mueven. En otras palabras, empleamos como representación de la arquitectura la traslación práctica que el arquitecto hace de las medidas que la definen para uso del constructor. Para el fin de saber ver la arquitectura, esto equivaldría aproximadamente a un método que, para ilustrar una pintura, diese las dimensiones del marco o calculase por separado las superficies de cada uno de los colores."





"Quien se quiera iniciar en el estudio de la arquitectura tiene, ante todo, que comprender cómo una planta puede ser abstractamente bella en el papel, cómo cuatro frentes pueden parecer bien estudiados por el equilibrio de sus llenos y vacíos, de sus salientes y entrantes, cómo el volumen en conjunto puede ser igualmente proporcionado y, a pesar de eso, el edificio puede resultar arquitectónicamente pobre. El espacio interno, aquel espacio que no puede ser completamente representado de ninguna forma, ni aprehendido ni vivido, sino por experiencia directa, es el protagonista del hecho arquitectónico. Tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave de ingreso a la comprensión de los edificios."











Palacio del Licenciado Butrón, oidor de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. 


martes, 23 de abril de 2013

Vindicación de la lectura




Se alza, 
se pone de puntillas,
quiere llegar tan lejos:
escalar por la fronda
alcanzar la copa de los árboles
y allí
dominar el paisaje
y tal vez desde la hoja 
más avanzada del ramaje
se dispone a volar.
Planear sobre la tierra
humedecerse del salitre del océano
y descender al corazón del bosque
atravesar el desierto
que los tártaros abandonaron hace siglos
y deslizarse por las calles 
de la noche de las metrópolis
entre la bohemia y los lances
de los pendencieros.
Todo está ahí
en su mano vindicadora 
de las fantasías:
al agitar las páginas
las palabras se desparraman
y se mezclan
y el viento las aventa llevándolas
tan lejos
donde otro niño de acero
las volverá a ordenar
y repetirá la hazaña 
en otra lengua
sobre los mismos sueños.






domingo, 21 de abril de 2013

Entregados al libro (en vísperas del Día del ídem)




A poco que se recorra una ciudad se advertirá que el libro aparece por doquier en su historia. No sé si las estatuas del futuro, suponiendo que se sigan esculpiendo, pues su significado fundamental se ha perdido o ha entrado en crisis en gran parte, seguirán incidiendo en el icono que ha supuesto en siglos pasados el libro. El libro, soporte y medio para el conocimiento y la narración inventada, sistema de divulgación de pensamiento o transmisión de doctrina, navega hoy más que nunca a merced de las nuevas tecnologías. Nunca su existencia en papel se vio tan apurada ni tan incierto se mostró su porvenir.

Los conocimientos científicos o técnicos, en la medida en que se imponen nuevos descubrimientos, dejan sin vigor o reducen la importancia de los textos escritos y genera otros nuevos. La ficción se reproduce una y otra vez sobre los mismos motivos que la naturaleza humana ha incentivado a su escritura desde el principio de las culturas, pero cada tiempo histórico reclama una especie de adaptación de estilos y formas expresivas. Aunque hay quien considera que la novela como tal género ya está obsoleta o que poco nuevo se expresa en poesía. Pero esto es el debate más o menos permanente al que hemos asistido desde hace décadas.

Hoy, la gran novedad es el enorme flujo de individuos que escriben, en parte a través de los nuevos medios de la red, en parte en privado y que editan en ediciones reducidas y económicas, más allá o más acá de las editoriales consolidadas. Aportan su granito de arena literario. Responden a su propia necesidad de sumarse al territorio de los escritores, independientemente de su nivel, su calidad, su lectura o su reconocimiento. Hay algo claro: se escribe en parte para satisfacción de un ego particular e íntimo, pero también para sentir gratificación y, de paso, al hablar de los mil y un temas que vienen tratando los escritores de toda laya desde hace siglos demostrarse a sí mismos que ellos también han probado y comprobado la vida.






Aclaración. Las esculturas pertenecen al monumento a Colón, en Valladolid. Obra del escultor sevillano Antonio Susillo, el conjunto tenía previsto como destino final La Habana. Pero la guerra e independencia de Cuba truncaron su envío. Son alegorías sobre la Historia y el conocimiento técnico. 



martes, 16 de abril de 2013

Arquitectura del jardín secreto



Veo en ella el Taj Mahal y también Chartres. Veo el Palacio Ducal de Venecia y Santa María del Mar. Veo la Plaza Registán de Samarcanda y la Lonja de Valencia. Veo San Pedro de Arlanza en su ruina y Atapuerca en su despliegue. Veo Tenochtitlán y las ciudades desaparecidas de Mesopotamia. ¿Cómo no asociar las formas de la naturaleza con las construcciones humanas? Sería de ingenuos preguntarse qué fue primero porque, mayormente, no cabe duda. Aunque también las manipulaciones florales existen. La arquitectura de los hombres es representación de los símbolos naturales. Así, el templo hindú o el cristiano son proyecciones de la montaña y ésta simboliza el ascenso interior. Que luego las culturas hayan desarrollado un afán práctico en base a sus creencias, necesidades sociales, urbanas, administrativas, no anula el modelo anterior. La naturaleza primigenia siempre es la referencia.




El problema intrínseco de las creencias y de las ideologías es su tendencia cíclica a cerrarse. Es como si, tras apurar su cometido de mostrarnos una manifestación, revelarnos un descubrimiento e incluso alentarnos a iniciarnos en conocerlo ya estuviera dejando el rastro de su obsolescencia. No sé si esto ya lo vio en su momento el novelista y dramaturgo alemán Arthur Schnitzler porque dejó este aforismo:

"Si cultivas con exceso el jardin secret de tu alma, puede llegar a hacerse demasiado exuberante, a desbordar el espacio que le corresponde y, poco a poco, a invadir otras regiones de tu alma que no estaban llamadas a vivir en secreto. Y así puede ser que tu alma entera acabe convirtiéndose en un jardín cerrado y, pese a su esplendor y su perfume, sucumba a su propia soledad".  



miércoles, 10 de abril de 2013

Mercedes Parada o el amor es...




Leo en Antonio Machado lo siguiente: “Antes de escribir un poema -decía Mairena a sus alumnos- conviene imaginar el poeta capaz de escribirlo. Terminada nuestra labor, podemos conservar el poeta con su poema, o prescindir del poeta -como suele hacerse- y publicar el poema; o bien tirar el poema al cesto de los papeles y quedarnos con el poeta, o, por último, quedarnos sin ninguno de los dos, conservando siempre al hombre imaginativo para nuestras experiencias poéticas”. 

En este sentido, a la autora del libro “El amor es y doce poemas rezagados” ¿le cuesta tomar una decisión? ¿O bien, Mercedes, te sientes reflejada en todas las situaciones que cita el maestro? 

Siento que es una manera muy cercana de explicar el proceso. En mi caso no dudo en escribir, porque si lo hiciera rompería con el "hilo" que me conecta a ese poeta imaginario y creado para hablar de dentro a afuera.

Ser publicada en la editorial Tansonville, de Eduardo Fraile, es como entrar en un Olimpo de las ediciones. Un lujo sensitivo para una colección de libros artesanales y a la vez de calidad elevada. ¿Qué impresión te ha producido este acontecimiento? 

Entrar con mi poemario y dibujos en la Editorial Tansonville ha sido una experiencia maravillosa, pues con Eduardo Fraile confío para lo que sea, ya que él, como buen editor y poeta, visualiza el libro antes y lo hace nacer. No lo transforma, lo enriquece. A todo el mundo le ha gustado el resultado de la colaboración. 

Tu doble faceta de mujer que dibuja y mujer que escribe convierte al libro en un libro iluminado que obliga a detenerse dos veces. Yo mismo me he quedado absorto abriendo una de sus páginas para centrarme en la ilustración y dejar de lado el poema. Al añadir esa parte gráfica, ¿no estás poetizando de manera multiplicada? ¿Has concebido los dibujos expresamente para la edición? 

Sí, por supuesto, cuando escribo, paralelamente me surgen casas, árboles, mujeres, desnudez, caras... Todo es lo mismo, uno es el motor de lo otro y viceversa. Lo que no acabo de conectar es con la música, eso va por otro camino. Para la edición siempre he querido dibujos y he tenido la suerte de que Eduardo Fraile me quisiera aconsejar con su experiencia.




Insisto en los expresivos dibujos del libro, porque me parecen dignos de valorarlos. He jugado al juego de ocultar el texto del poema y he mirado solamente la mujer que salta, que lee, que contempla una flor, que se atusa los cabellos, que se estira, que se acaricia o que protege su vientre…Un deleite. 

Gracias, estas chicas son una parte y creo que son más emotivas por lo de vivir el amor. 

Antes de hablar de tus escrituras háblame del resto de tu tarea figurativa o, en general, de otras creaciones plásticas que hayas realizado hasta el momento. ¿Hay un hilo conductor oculto entre las dos expresiones? ¿Dónde se produce el cruce, el encuentro, entre ambos lenguajes? 

Es tarea solitaria, un estar, pasar rato conmigo y después creo y destruyo, destruyo y a lo mejor ya no se puede recuperar. Considero que el collage es un lenguaje ideal para mí, el caos y el orden puestos en el mismo plano, los mundos mezclados, las posibilidades infinitas... 

Los treinta y cinco poemas que forman El amor es ¿configuran un corpus único y los Doce poemas rezagados son, como su nombre indica, algo que llega después pero que no tiene unidad con los anteriores? 

El amor es está escrito entre los años 2005 y 2011, periodo en el que estuve viviendo en Barcelona. Se reflejan diferentes momentos pero juntos guardan una búsqueda, una huída al refugio donde es posible el amor. Momentos felices e infelices. Los Doce poemas rezagados forman parte de esa época, pero los he aislado porque pertenecen a un trabajo de colaboración con la pintora Cristina Pérez, donde ella ponía un cuadro y yo, inspirándome en él, ponía el poema. 

El título El amor es ¿oculta unos puntos suspensivos o simplemente pretende hacer obvia una existencia cuya temporalidad lo va dejando en evidencia? 

"El amor es.", con punto. No es intento de definición, es una autoafirmación del amor mismo, que se defiende él y que no hay más que eso. 

Has dedicado el libro al Sol, la Luna y las estrellas, lo que me ha parecido no solo ingenioso y muy bonito sino sumamente animista. ¿Acaso con esta dedicatoria no estás anunciando al lector que se va a encontrar con una poesía muy intimista que aun siendo obviamente humana no parece del todo terrenal?

Con esta dedicatoria he querido hacer un "guiño" al amor lírico, un poco polvoriento, hablar del sueño de amor, de lo imposible...
   



Dice el autor Kepa Murua que el poeta que no escribe escuchando su voz es un hombre acabado. Cuando leía tus poemas he pensado que no es tu caso, que tus poemas son resultado de voces interiores, manifestadas en distintos tiempos, sugeridas por diversas circunstancias, atosigadas incluso por pulsiones que nunca resuelves con angustia, pero sí en ocasiones con desdén. 

Es verdad, cuando he dicho a veces que la poesía tiene algo de terapéutica, es porque intento dar sentido a mi interior, viene de una voz que sé que es mía, pero que a veces ni me reconozco. Yo he de seguir la voz y saber qué quiero decir-me. Por supuesto, surgen dificultades porque hay momentos en los que expresar de adentro a afuera, de manera que todo quede en esencia igual, y a la vez entendible, es una aventura y un proceso hasta doloroso. Se intenta resolver como se puede. 

¿Qué verdad encuentras en la poesía? ¿Qué verdad pones tú en lo que escribes? Como se trata de una expresión tan diferente e incluso opuesta a todas las demás expresiones…

Siempre busco la verdad, la sentida. Cuando leo al poeta Rumí dice verdades que puedo entender al instante, otras veces solamente conmigo misma, estoy observando, buscando. 

La poesía suele chocar con una escasa predisposición de los presuntos lectores. Hablo en general. Naturalmente se ha hecho poesía de muchos tipos, pero no la más explícita y racionalista, digamos, tiene que ser la mejor. Me gusta tal como lo haces tú: que cuentes de lo mínimo y sugieras, que exhales pensamientos y los dejes flotar, que no caigas en las tentaciones que caen otros de aseverar con tonos ásperos y concluyentes, como si más que poesía fuera una cierta especie de moral. 

Lo creo también. A mí me impresionó la poetisa Alejandra Pizarnik, cuando leí  "Extracción de la Piedra de la locura", porque decía: "Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición". Eso intento yo, son intentos difíciles de sentir y reflejar lo que sientes desde la más absoluta simplicidad, rozando la abstracción. 

Soy de la opinión de que también hay que escuchar el silencio. En un mundo cotidiano en el que el ruido externo de las palabras intenta desviar nuestra atención y puede insinuar malas escrituras, ¿qué valor concedes al silencio? Pienso en el bombardeo de los medios de comunicación y publicitarios que nos alejan de nuestro ser interior y por otra parte pienso en ese instante en que somos capaces de escribir un poema como si estuviéramos en otro mundo, no sé si en el vacío o en lo más profundo de nuestra propia cueva.

Como he dicho anteriormente, el silencio es espacio de creación, donde empieza todo. El lugar de descanso después de vivir con lo cotidiano del día a día. Se podría pensar que se parece al momento anterior de dormir, a esa oscuridad. Con lo profundo de la cueva a la que te refieres, lo describes también. Una vez, probé escribir en una discoteca, se puede hacer, pero es algo doloroso la disociación, el tener al final la necesidad de aislarte. Es algo disociado y acababas llamando la atención, sentada en la escalera con un papel.




Es probable que con la poesía lo que pretendes es interpretar no ya tanto el mundo como el vínculo entre el mundo y tú misma. Claro que lo que verdaderamente puede importar al escribir poesía es ser receptivo, percibir motivaciones, traducirlas de modo reflejo en sensaciones, aunque un tanto a la contra. La poesía ¿es para ti un antídoto de lo racional, de lo que no entendemos pero que nos afecta? ¿Se trata de una descripción de la manifestación de los sentidos, de la admiración por lo intocable e incluso lo inalcanzable?

Es difícil encontrar un equilibrio. La poesía la necesito para ordenar y para ello aplico una parte racional; de lo contrario, sería algo incompleto. Alguna vez he dicho que es terapéutico, un entender el mundo ya desde una cierta distancia segura, viéndome en él a través de las palabras y donde los sentidos son instrumentos que me ayudan a filtrar todas las emociones. 

O acaso se trata de que la poesía interviene en un plano de subversión expresiva más que de interpretación. De que subvierte la visión ordinaria del orden lineal que se nos propone y se nos impone cada día. ¿Por eso tiene tanta relación y tal vez connivencia con el mundo onírico, con el de los deseos y con la naturaleza más elemental? 

Siempre he vivido lo onírico como una verdad, el contar pequeñas historias, a través de las metáforas, es lo mejor para expresarse. Siempre he admirado “Un perro andaluz" de salvador Dalí y Buñuel, porque es una obra mágica. No sé si te he contestado con esto.





Hay quien considera que la poesía no sirve para nada. Aún el otro día oí responder a un político, supuestamente progresista, a otro al que pedía explicaciones que lo que proponía éste era poesía. Utilizaba esa expresión para descalificar lo que hiciera o propusiera el político interpelado. Me pareció lamentable, aunque supongo que aquí el sensible era yo, y que la mayoría de los que escucharan la expresión no le concederían mayor importancia. Sin embargo algo debe tener que no tienen otras facetas expresivas… 

Lo malo de la política es que están locos y no lo saben (risas) Me refiero a que no parecen reflexionar. La poesía tiene fama de irracional, incomprensible pero no pueden estar más equivocados. La poesía se da el lujo de tener una voz propia, solo hace falta tener la calma para poder leerla, y sentir.

¿Cómo es la Mercedes Parada en su rol de lectora de poesía? Qué buscas, que exiges, qué te asombra.

Reconozco que tengo que leer más, yo me considero buscadora y tengo la suerte de estar encontrando maravillosas personas que escriben poemas. Creo que la poesía se completa si conoces al autor, y eso no tiene precio. De los que ya no puedo conocer, imagino cómo serían, buscando en su biografía cosas. A veces, leyendo a otros me hago pequeña y me dejo llevar como una niña que ve magia porque se la cree.



Algunos poemas de El amor es y doce poemas rezagados, de Mercedes Parada.


En mi noche vivo y despierto
porque me ahogan
las largas conversaciones
con los inventados,
que iluminan la oscura cama.
Soñar es estar loco,
y al despertar,
tocas tu cordura,
como si volviera a pertenecerte.

*

Soy una máquina de tragar,
chupar, morder, oler, engullir,
aplastar, desmembrar.
Arranco la cabeza de los hombres
y los soborno con besos.
Vuelvo a chupar del vaso
y de tu lengua.
Límpiame la boca con la servilleta
y dime que me siente bien en la silla.
Si me peinas me harás feliz,
y si me atiborras a palabras,
me harás crecer, verde y alta.
Me pongo aros de plástico rojo,
me vistes con vestidito de cristal
y es hermoso;
para sentarme, para comer,
ser una señorita
y salir al mundo.

*

La memoria agujereada
deja que coma de ella
hasta llegar al hueso.
Aún no he comido suficiente.
Es líquida
y puedo beber
hasta acabar informe,
ahogada y fea.
Puedo hacerte feliz,
darte flores que salgan de mi pecho,
porque quiero recogerme
el pelo
y jurarte un amor.

*

Llueve por la mañana,
y soy feliz sin pensamientos.

Como y tomo, camino y
camino,
y soy feliz son pensamientos.

Abro la cara, cierro
la boca, abro las manos,
cierro las piernas,
abro las piernas.
Y son feliz sin pensamientos.

Subo a un ten y dejo que me
lleve, pero me lleva
hasta donde puedo pagar.

Salgo y respiro,
miro y no veo nada,
y soy feliz sin pensamientos.

*

Es la desidia
arma incompleta.
Me hago y no me muestro,
me pierdo dentro, y no salgo fuera.

*

Un ojo,
una estrella,
un espejo manchado
y dentro de esta mancha
un corazón.
El corazón tiene varias puertas
y varias ventanas.
Humo.
Un nido en tu cabeza,
tu cabeza unida al aire,
y tu boca secreta
se abre y se cierra
alrededor de la palma
de mi mano.
Está el anzuelo
a punto de recogerte
el cabello,
es una horquilla sabia.
En esta alfombra líquida,
veo a la luna y a su hermana,
tiene que peinarla cada mañana
con un peine mojado en leche.