"" el ojo heterotópico: Magia de las máscaras de la negritud

miércoles, 20 de febrero de 2013

Magia de las máscaras de la negritud




Tan deslumbrante como enigmático el mundo de las máscaras, por utilizar dos términos que, no por haber sido citados con amplitud, dejan de ser más significativos. Los antropólogos y estudiosos de los simbolismos dirán que ya no es tan enigmático. Que su historia y su utilización son conocidos, incluso en su complejidad. Es un razonamiento de libro, válido pero que aún percibimos no obstante con un distanciamiento misterioso. En efecto, para cualquier occidental, las máscaras en general y las africanas en concreto nos inducen a una observación prudente, donde nuestra visión se confunde, el entendimiento se extravía y las emociones se cargan de intriga cuando no de temerosa aproximación.    




Hay mucho de escultura andante en las máscaras de la negritud. No es una estatuaria rígida, como aquella realizada para su contemplación o adoración presidiendo desde un punto determinado, ya sea civil o religioso. Las máscaras son el movimiento. Portadas por quienes danzan para celebrar ritos diversos de fertilidad, iniciación a la madurez o despedida fúnebre, convierten la escultura formal en acción. Se rubrica el vínculo de las expresiones labradas en un rostro exagerado con el movimiento que impone la agitación y el baile. Lo requiere el carácter complejo de cosmogonías que revisten los actos ceremoniales de las sociedades africanas. Y donde el elemento de búsqueda purificadora, de cátarsis, reordena permanentemente la relación del hombre con la naturaleza y de sus propios límites temporales.




Dice el historiador de arte Carl Einstein en un escrito para la exposición que tuvo lugar en la Galería Pigalle de París en 1930: 

"La significación exacta de las esculturas es difícil de determinar (no se refiere solamente a las máscaras), debido a la diferenciación de las religiones africanas. Los dioses centrales de las religiones hieráticas se han convertido en latentes (se retiran y permanecen indiferentes a los destinos humanos) y por eso los cultos se han desintegrado adquiriendo la forma de múltiples ritos mágicos. De esta desintegración surgieron numerosas sociedades secretas que dan a los mismos motivos significaciones distintas según su uso. La situación todavía se complica más por el hecho de que las sociedades de hombres y de mujeres son a menudo hostiles".  




La fuerza vital de los animales, la que se manifiesta en vida y la que se evapora con la muerte, está presente en la representación de las máscaras. Sigue diciendo Carl Einstein:

"Las máscaras de animales me conmueven cuando pienso que el negro adquiere la faz del animal que, en otras circunstancias, mata. También en el animal matado está el dios y, quizá, resuene en el negro el sentimiento de un autosacrificio cuando, al ponerse la máscara del animal, paga su tributo a la criatura muerta y se acerca así al dios gracias a ella; ve en ella el poder que es más grande que él: su tribu. Quizá escape a la venganza del animal muerto, si se transforma en él." 



Formas humanas o formas animales, o proyecciones desmesuradas de ambas condiciones, abren una tercera vía de representación. Fusión de energías naturales, de ser humano y de animal, avanzan una estética nueva a la que cultura de Occidente no estaba acostumbrada. Por eso insiste Einstein:

"Entre la máscara humana y la máscara animal se interpone la máscara que retiene la autometamorfosis. Aquí tocamos formas mixtas que, pese al contenido fantástico o grotesco, muestran el clásico equilibrio africano. Es el fervor religioso, al que ya no le basta el mundo visible y el que engendra un mundo intermediario; y en lo grotesco se alza, amenazante, la desproporción entre los dioses y la cultura. También en las máscaras habla la fuerza de la visión tridimensional que enfrenta las superficies, que recoge todo el sentido de la parte anterior del rostro en unas pocas formas plásticas y configura en resultantes los escasos factores direccionales en tres dimensiones."







Las fastuosas máscaras que expongo aquí pertenecen al Reino de Oku, ubicado en el noroeste de Camerún. Se hallan expuestas por la Fundación Jiménez-Arellano, sita en el Palacio de Santa Cruz, perteneciente a la Universidad de Valladolid.  




10 comentarios:

  1. Una reflexión. ¿No crees que la máscara, el velo, muestra más que oculta?. Es un trasunto de lo que no se ve sin máscara. Y ocultando, se potencia lo que queda a la vista.

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    1. Claro. Las máscaras son duales. Ocultan y muestran. Tienen un rostro exterior y una faz interna. Hay una superficie y una profundidad detrás. Pueden mostrar una expresión incisiva, monstruosa o agresiva, pero preservan otro mundo, se conectan con los lados ocultos de la naturaleza, conjuran la malignidad. Disponen de una potencialidad mágica, por un lado pueden proteger contra las fechorías de brujas, bandidos, etc. y también pueden ser utilizadas por las sociedades secretas para imponer sus objetivos. Siempre la dualidad. Son el asombro, Enric.

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  2. Detrás de esas máscaras de la negritud se ocultan tantísimos sentimientos que nos emocionan. A cara descubierta es más complicado simular ser un elefante.

    Una entrada fascinante porque las máscaras africanas me parecen más sinceras y estimulantes que las caras enmascaradas del día a día. !Salve!

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    1. Son complejas las manifestaciones e identificaciones que se agazapan tras cada máscara. Más allá de las intenciones y rituales, creo que quienes las portan actúan como verdaderos actores. Su identificación con el medio, con los animales o seres monstruosos debió ser muy lograda.

      Pobres caras enmascaradas de los paisanos de hoy día, sí. Salve.

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  3. Para nosotros és el símbolo de lo oscuro y de lo cálido. De lo que nos está vedado. De lo que intuímos que actua más allá de nuestras voluntades.
    Fascinantes máscaras, en la prehistoria del arte.

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    1. No había pensado en esa interpretación, Olga. Sí, verdaderamente espléndidas. En general todas lo son. Y aquellas más geométricas -no de las que aparecen aquí, que son más animistas, digamos- de las culturas africanas son sorprendentemente creativas. La geometría al servicio de la intencionalidad más primitiva. Para pensar en ello. En la capacidad de abstracción -magia, religión- desde los albores de la humanidad.

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  4. Muy interesante la entrda sobre las máscaras africanes, muchas de ellas como la del elefante son fascinantes. Hay una colección muy interesante en el Museo Antropológico de Montjuic (Barcelona) Saludos. Borgo.

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    1. Ha sido un éxito disponer en nuestra ciudad de una exposición permanente sobre arte africano, por obra de una fundación privada. No hay mucho en nuestro país. Voy a ver si veo en la red sobre el Museo que me citas.

      Saludos.

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  5. Un arte curioso, son sobrecogedoras estas mascaras y supongo que encierran un mensaje, no obstante, prefiero la cara descubierta a la magia de un rostro tallado, nuestra faz puede revelar infinidad de expresiones y es más accesible.

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    1. Ana, recuerda que la cara descubierta no la vemos todos los días por la calle, en nuestro entorno...Y que estas máscaras de las fotos son parte de rituales culturales. ¿Qué me dices, por ejemplo, de las máscaras faciales que nos colocamos en los funerales cuando toca asistir a ellos?

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